martes, 12 de abril de 2011

¿estáis puestos?,¡es la hora de la gloria!

 Poco queda ya para el comienzo de una nueva Semana Santa,la cuaresma se nos fué de un plumazo y sin apenas darnos cuenta nos encontramos en la semana de pasión,en la semana previa a la celebración de la Pasión,Muerte y Resurreción de nuestro Señor Jesucristo. Todos los cofrades estamos ya deseando gozar de una esplendorosa Semana Santa que este año mas que nunca se ha echo de rogar. Para ir adentrándonos en ella publico el principio de los cuatro pregones que mas me impactaron anunciando la Semana Santa,se trata de los pregones de Antonio Burgos,Carlos Herrera,Antonio García Barbeito y Francisco Ruiz Torrent,espero que os guste:


¿Estáis puestos, tambores y cornetas, "con la pena cabal de la alegría"?
¿Estáis puestos, tintineos de las caídas de palio, para que hagáis compás con los varales?
¿Estáis puestos, amaneceres de las murallas del Alcázar, para que se recorte en vuestra alboreá el crujío del Cristo del Calvario?
¿Estáis puestos, malvas del atardecer del Viernes en Triana, para que entonéis, como en un cuadro romántico de Barrón, con las túnicas de los nazarenos de la Virgen de la O?
¿Estáis puestos, cielos de Sevilla, azul Carretería, azul Hiniesta, azul Baratillo, azul Estrella, azul San Esteban, azul Montserrat?
¿Estáis puestos, vencejos del Museo, para que le quitéis las espinas al Señor de Sevilla, cuando venga el Viernes quebrando albores?
¿Estáis puestos, tristes balcones vacíos de las casas cerradas y abandonadas, en los que conmemoramos la pasión y muerte de esta Sevilla soñada que se nos va de entre las manos?
¿Estáis puestos, naranjos de Las Penas de San Vicente o del Subterráneo por Doña María Coronel; acacias de las Rondas, rosales de las plazoletas con albero nuevo, geranios que colgáis de los balcones y que seréis acariciados por los enclavados dedos del Cristo de las Aguas?
¿Estáis puestos, muros de cal de los conventos, bronces de las espadañas, faroles de las esquinas, paredes de la Alcaicería, para que pueda caber la inmensidad de los ojos de Madre de Dios de la Palma?
¿Estáis puestos, Puente de Triana, Andén del Ayuntamiento, Compás de la Laguna, Rampla del Salvador, ojivas de San Julián y San Esteban?
¿Estáis puestos, capirotes de la calle Herbolario, antifaces de terciopelo, cinturones de esparto, cíngulos de seda, ropones de los pertigueros, corazas de los armaos, guerreras de los músicos, fajas de los costaleros, dalmáticas de los acólitos, rituales ornamentos de la penitencia?
¿Estáis puestos, lagrimeos de la cera en las tandas de las candelerías, luces de las marías que gozáis de la cercanía de la gracia de la Virgen que como vosotras se llama?
¿Estáis puestos, rayos de la luna entre las palmeras de la Gavidia, esperando a la Vera Cruz de Cristo?
¿Estáis puestos, jarrillos de lata, que de plata sois, y cántaros de los aguaores, que ánforas mejores nunca llevó la Bética al Monte Testaccio de Roma?
¿Estáis puestos, pabilos de las cañas de los Santizos para el supremo arte de encender una candelería, chorreones de los cirios que vais alfombrando de cera la carrera oficial como no lo haría ni la Real Fábrica de Tapices?
¿Estáis puestos, mármoles del suelo de la Catedral, para que sientan el doble repeluco del frío y de la dicha del estreno de Lunes Santo los pies descalzos de los penitentes del Cautivo del Polígono?
¿Estáis puestos, varales maestros y candelabros de cola, respiraderos, faldones y maniguetas, zambranas y trabajaderas, traseras que dais jabón por la Cuesta del Bacalao?
¿Estáis puestos, palcos de la plaza, sillas de Quidiello de la carrera oficial, palquillo de la venia en La Campana?
¿Estáis puestos cristales de los escaparates de la calle Sierpes, para que se reflejen las candelerías?
¿Estáis puestos, damascos de las colgaduras de los balcones donde se atará la palma nueva con lazos de los colores de la hermandad, para que, agarradas sus manos a vuestra barandilla, desaparezca en un instante ese saetero que se santigua en cuanto ha acabado de cantar su oración?
¿Estáis puestos, escalofríos de las marchas, Estrellas y Aguas, Amarguras y Penas, Soleares que nos dais la mano con el pañuelo de encajes de una Virgen?
¿Estáis puestos, oboes y fagotes, voces de la capilla musical de la Quinta Angustia que nos recordáis las viejas placas del Miserere de Eslava?
¿Estáis puestos, muñidor de la Mortaja, llave del sagrario en el pecho del asistente en la Ronda del Jueves Santo; Verónica y Fe de Montserrat; espada del Silencio; pelícano del Amor; rosarios de Montensión; avión de la Virgen de Loreto; antorcha del Prendimiento; palmera de La Borriquita; gallista pluma de Muñoz y Pabón en la saya de la Esperanza?
¿Estáis puestos tíos de la escalera, novias del costalero, amigos del nazareno de Martínez de León, veladores del Salvador, carritos de los niños chicos en las bullas, tizas de los mostradores, sobaduras de los zapatos nuevos del Domingo de Ramos?
¿Estáis puestos, integrantes de la bulla soberana?
¿Estáis puestos, silencios de la calle Francos, esperando al verdadero Silencio del Primitivo Nazareno de Sevilla?
¿Estáis puestos, centenarios papelones de pescao frito del Arenal, pestiños de la confitería de la Campana donde los paladares piden la venia, ruedas de calentitos de plata de Juana en el Postigo y regimientos de soldaditos de Pavía que mandan los coroneles de El Rinconcillo?
¿Estáis puestos, plateados globos de los racimos infantiles de ilusiones, para que cuando La Paz venga por el Parque os sigáis escapando de nuestras eternas manos de niños que piden cera?
¿Estáis puestos, estrenos de los trajes de punta en blanco de los canis con su uniforme de gala, aplausos a las cuadrillas, dedicatorias de las levantás, petaladas de los balcones de los barrios, óles a las saetas, trajes oscuros, chaquetitas azules, mantillas del Jueves Santo, monumentos de los sagrarios de los conventos, corbatas de luto del Viernes en que está definitivamente muerto el Señor de la Caridad cuya mano sangraba aquella rosa en Santa Marta?
¿Estáis puestos, cardos y yedras de la Canina que nos decís que la muerte no es el final ni siquiera de la Semana Santa, porque proclamáis el triunfo de la Santa Cruz en la Jerusalén de Sevilla?
Mira que voy a llamar... Mira que voy a llamar con el bronce de las campanas de la Giralda...
¡Tós por igual, valientes...! ¡Tós por igual, valientes testigos y profetas de nuestra fe según el Evangelio de Sevilla!

Sevilla un sueño levanta...
¡Al Cielo con este cielo
llamado Semana Santa!




                                                           Antonio Burgos,pregón 2008


Y marcharemos ala Gloria, por un camino de cera. Y volveremos a
ser niños asombrados ante la Majestad de un Dios que ha bajado a
vernos otra vez, al igual que en aquellos años llenos de aroma de
vida recién estrenada, mucho antes de ese día en que parten de
verdad los barcos de juguete.
Os llamo a la Gloria, a la Gloria, sevillanos, a la Gloria de una
semana que cuenta el tiempo al revés.
A la Gloria, sevillanos, a la Gloria
Con un sol entre las manos
Y a lomos de un borriquillo
Por el Domingo de Ramos
Viene Dios hecho un chiquillo
A la Gloria, sevillanos
Que salen y entran dos veces
Los suspiros que se elevan
Cuando se vence y florece
La piedra de San Esteban
A la Gloria, a la Gloria
Suspiros de mi Sevilla
Dad forma a esa canastilla
del Arenal hasta el cielo
Dos ladrones y un Mesías
Lleva mi Carretería
Entre azul de terciopelo
A la Gloria, sevillanos
Que Caifás se da de bruces
Con su barrio y con las luces
De San Gonzalo y su alarde
Viene Jesús jadeante
Que se ha llevado toda la tarde
Con la izquierda por delante
A la Gloria, a la Gloria, Sevillanos
A la altura de Rocio detenida
Por la voz del capataz en desafío
De Rocío hasta la voz no habrá medida
De la voz hasta Rocío solo hay Rocío
A la Gloria, sevillanos
Que un simple beso le nombra
Y un Prendimiento se encarta
Cuando a Jesús le da sombra
Un olivo en San Andrés.
A la vera, en Santa Marta
Larga sombra da un ciprés
A la Gloria, sevillanos
Que va la Gloria rendida
Que va Dios ¿no lo estáis viendo?
En una sola caída
Y está tres veces cayendo
A la Gloria, sevillanos
Si se ha caído a tus pies
Tres veces, y se arrodilla
¡coge sus brazos, Sevilla!
Y levántalo otras tres
A la Gloria, sevillanos
No será Semana Santa
Si va ese Dios andaluz
Bajo el peso de la cruz
Y tu amor no lo levanta
A la Gloria, sevillanos
¡que no sé como no lloro!
Al verte cruzar a oscuras
Tu calle de la amargura
Señor de San Isidoro
A la Gloria de cien hombres altaneros
La Centuria deja un barrio conmovido
Y enhebrando un laberinto de senderos
Resucita una Sentencia del olvido
Y desparrama estelas de luceros
A la Gloria, pues, Sevilla, a la Gloria
A la lágrima sin fin ni escapatoria
A la fe que cada vértigo proclama
Mientras Dios va derramándose en el día
Y la tarde en jilgueros se derrama
A la Gloria hecha toda cofradía
A la Gloria, a la Gloria
Y a Maria!!!!!!!!
DIOS DE LOS CRISTIANOS



                                                          Carlos Herrera,pregón 2001


Parece que es la hora, y no es la hora.
Parece que está todo… y algo falta.
Parece que la alcanzo y es más alta.
Parece que se acerca, y se evapora.

Parece que amanece, y es la aurora.
Parece que es su voz, me sobresalta,
y siento que algo huye, algo salta
como una luz esquiva y brincadora.

Pero sigo esperando, que a mi modo,
  en ese hueco de esperarla, todo
me sabe a la alegría del reencuentro.

Si en mi pulso ya late su latido,
qué será cuando, al ver que ya ha venido,
la semana de Dios me suene dentro?

Parece que ya estamos y no estamos.
Parece que es el día y no es el día.
Parece que traía y nos traía
un domingo de palmas y de ramos

y todavía el día no alcanzamos,
aunque nos parecía que venía,
aunque al mirar al lejos parecía…
Y por esa esperanza la esperamos.

Parece que la tengo, y no la tengo,
parece que en la mano la sostengo
pero en la mano yo no la distingo.

¿Qué será cuando al fin se manifieste
estrenando una túnica celeste
y vista de celestes el domingo?

Parecía que nunca volvería.
Parecía que ya no se acordaba.
Parecía que el tiempo la alejaba
y que en el tiempo mismo se perdía.

Parecía que no nos conocía.
Parecía que ya nos olvidaba.
Parecía que poco le importaba
volver al mismo nido… Parecía.

Pero mirad al sol haciendo guiños
en los ojos sagrados de los niños,
donde se purifica la mañana…

Esperad, mis impacientes paisanos:
para tocar el cielo con las manos
nos falta solamente una semana.



                                                    Antonio Garcia Barbeito,pregón 2010


No, Sevilla, no estás soñando. Has oído bien. Son los compases de "Amargura" los que han llegado hasta tus sentidos para hacerte despertar de ese letargo latente en el que has vivido durante todo un año, durante toda una Cuaresma, y hacer que hoy, justo a la llegada de una inminente primavera, junto al azahar recién brotado, la cal nueva y la voz que a este Pregonero tú le has prestado, anunciemos por las esquinas de tus barrios más señeros la llegada de los días del máximo gozo para los sevillanos.
No, Sevilla, no sueñas. Has oído la oración más profunda que uno de tus hijos compusiera en forma de música, que es como a ti te gusta rezar, para consolar entre susurros a una bella y compungida mujer que cada atardecer de un Domingo de Ramos recorre las estrechuras de la calle Feria acompañada de un joven de barba incipiente, que ya no encuentra palabras de consuelo para calmar su dolor.
Allí, sí, con la emoción contenida de siempre gustamos vivir esos momentos, mezclados en la apretura del gentío que acude solícito a consolarla llevando tan sólo el compás de esta partitura musical, en tanto los labios musitan una oración.
Y es allí cuando, aun sin querer, tenemos que caminar de espaldas durante unos momentos, porque nuestros ojos se resisten a dejar de mirarla y nuestra palabra pone letra a la música y se convierte en plegaria. Es allí donde nuestra mirada se cruza con la de ese nazareno amigo que un día ya lejano nos enseñó a quererla y que ahora parece decirnos:
–"Ahí la tienes, es toda tuya".
Y allí es precisamente donde una y otra vez...
Me tengo que volver para mirarte
y descubrir en tus ojos mi camino,
y el sentir en mi dudoso desatino
el aguijón humano de olvidarte.
Me tengo que volver, y adivinarte
que deseas intervenir en mi destino
y sentirte detrás, que sin respiro
me dices quedo, que mi amor compartes.
¿Por qué dudar entonces, si es certeza
lo que mi pobre corazón desvela
cuando distingue el dolor en tu belleza?
Locura por tu amor es mi cordura,
y es que mi anhelo es aliviar tu pena,
añadiendo amor a tu Amargura.



                                                   Francico Ruiz Torrent,pregón de 2002.

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