El pasado miércoles escuchando el programa Fútbol de tacón de Sevilla F.C. Radio,presentado por Patricia Sánchez y Lidia Cárdenas escuché una gran entrevista a Enzo Maresca y se me ocurrió hacer una sección semanal de grandes futbolistas que han pasado por nuestro Sevilla F.C. para que no caigan en el olvido los que tanta gloria nos han dado.Como no podía ser de otra forma esta sección semanal dedicada a los grandes del Sevilla F.C. comenzará con el gran Maresca.
Vicenzo Maresca nació un 10 de febrero de 1980 en Pontecagnano,provincia de Salerno en Italia.Jugó en el WBA inglés en la temporada 98/99,en la Fiorentina 99/00 y en la Juventus hasta el verano de 2005 en el que fichó por el Sevilla F.C.En la temporada 09/10 se marchó al Olympiakos griego.
En el verano de 2005, Maresca llegó al Sevilla FC para disputar la temporada del centenario del club hispalense.Debido a su carácter organizador y llevar las riendas del equipo en muchos partidos, los medios de comunicación de la ciudad le pusieron de mote 'il capo' Maresca.
En el Sevilla F.C. Maresca jugó en liga 96 partidos y marcó 13 goles.Ganó 5 titulos con el conjunto sevillista.El primero fué la Copa de la Uefa de la temporada 2005/2006,era el 10 de mayo de 2006,Enzo Maresca anotó dos goles frente al Middlesbrough FC, en los últimos minutos de partido, que rubricaron la victoria del conjunto andaluz, que por vez primera celebraba un título europeo.
El segundo título de Maresca en el Sevilla fué el 25 de Agosto de 2006 en la Supercopa de Europa,anotando el tercero, y último, de los goles en la victoria del Sevilla FC frente al FC Barcelona, en Mónaco.
El tercer título vino un 16 de Mayo de 2007,la segunda Copa de la Uefa,frente al Espanyol en Glasgow.
El cuarto titilo fue la Copa del Rey del año 2007,en el Santiago Bernabéu ante el Getafe ganando el Sevilla por 1-0.
El quinto y ultimo titulo del gran Enzo Maresca con el Sevilla F.C. fué la Supercopa de España,el 19 de agosto de 2007 en el Santiago Bernabéu ganando 3-5 al Real Madrid.
Aquí os dejo unas sevillanas creadas por la peña 'il capo' Maresca.
Puedo escribir de Del Nido sin pasar por ventanilla. Me une a él, exclusivamente, la pasión deportiva por unos colores, cada día más hermosos. Pero no más. No le debo un mal canapé; ni un gañote en el palco; ni un pase de favor para ver de válvula a mi equipo. No le debo nada que alimente la vanidad ni la tontería de ser o estar. Le debo, en todo caso, algo mucho más importante que todo eso. Le debo haber hecho realidad los sueños de mi padre. Que hace demasiado tiempo que me dejó solo. Le debo, pues, haber puesto en el libro de la Historia blanca, todo lo que mi viejo vio en el vetusto y nuevo Nervión. Y a lo grande. No es poco lo que le debo al presidente por ahí, por el costado de la melancolía. Pero eso no me impide ni cohíbe pensar con libertad de José María del Nido. Mucho menos escribir sobre su presidencia.
Cierta vez, a raíz de algo que escribí o pregoné y que no le disgustó mucho, me llamó agradecido para invitarme al palco. Le dije que quería ir con mi hija. Patricia es menor de edad. También lo es mi ahijado Jorge, al que le hubiera presentado el mejor regalo que a un niño se le puede hacer antes de que pierda la patria verdadera de la infancia. Por lo tanto no puede ir al palco ni con Patricia ni con mi ahijado. Porque las reglas existen para cumplirlas todos. Absolutamente todos. Decliné, con la misma cortesía con la que me invitó el presidente, ir al palco. Y entiendo que, cuando pueda ir con Patricia, ya por entonces mayor de edad, lo mismo tengo las rodillas peor que las de Tiberio. O ella será lo suficientemente hermosa como para desaconsejar su presencia en lugar de honor. Solo su hermosura sería superior a la de nuestro equipo. Y la gente miraría al palco y no a los dibujitos de colores que hacen del Pizjuan una fábrica de sueños.
Así pues no le debo nada ni a Hacienda, que ya es decir con la que está cayendo. Y que puedo cabrearme con el presidente por el precio de los abonos, por algunos fichajes de los últimos tiempos, por beber demasiado vino triunfal celebrando la ruta imprecisa del equipo, por esa soberbia que solo pueden exhibir los ganadores, para bien y para mal. Pero nada de eso quita nada como cuando me acuerdo de tanto y oigo en mi memoria, tras la última Copa que se trajo de Madrid, aquel grito suyo tan espartano y tan de Nervión: ¡¡¡qué grande eres, Sevilla, qué grande eres!!!
De Madrid se trajo Del Nido nuestra última Copa en los campos de fútbol. Y de Madrid trata de traerse, con mucha casta, valentía, osadía, pulso e inteligencia, otra desde los despachos. Fundamental esta copa de despachos televisivos para poder optar a los títulos futbolísticos. La Copa de los dineros de la televisión. Valoro su arrojo en la medida de su singularidad, porque ni en ámbitos autonómicos y nacionales, nadie, absolutamente nadie, le ha echado tantos timbales a Madrid y a Barcelona, esas chinitas en el zapato del país que tanto desequilibran el caminar del resto de los españoles. Quiero que sepan que este tipo, con todos sus excesos y, quizás, gracias a ellos, los tiene como el caballo del Espartero y que en nombre de la igualdad y la competitividad deportiva está luchando para que se reparta mejor lo que es de todos. No es Kevin Kostner en Robin Hood. Ni falta que le hace. Es Del Nido luchando con los dos ricos que empobrecen a nuestro fútbol. Y eso lo sabe hasta mi hija Patricia…